jueves, 23 de agosto de 2012

Amissus Somnia 1

Este relato está compuesto por dos entradas, espero tener para dentro de poco la siguiente :)

Cerré los ojos, y me marché de la tierra que me vió nacer, y que ahora me expulsaba de ella misma por decidir por mí misma que no iba a casarme con un hombre al que no conocía de nada.
Tuve que huir y adentrarme en el bosque en mitad de la noche. Tenía lo necesario para poder sobrevivir bastantes días, había guardado comida suficiente para cuatro o cinco días con tres comidas al día, había cogido varias mantas, una capa y otros tres vestidos y mudas.
Desde el momento en el que crucé la frontera de mi ciudad me dí cuenta, de que yo ya no iba a volver jamás.
Le coloqué a Everdeen ( mi caballo) las alforjas con todo lo que necesitaba, me coloqué sobre el y avancé al trote todo el tiempo posible.
Mientras me alejaba hacia lo desconocido, pensé, que tal vez, llegaría a alguna población, pero con el paso de las horas, a mi alrededor solo había bosque.
Cuando comenzó a clarear, decidí que debía encontrar un lugar en el que instalarme. Pues debía dormir y tal vez comer algo.

Después de buscar durante una hora y media más o menos, encontré un claro en el busque que podría ser un lugar perfecto para descansar un poco.
Pero también pensé, que no podría estar todo el rato al intemperie. El claro estaba formado por un enormes árboles que lo rodeaban y marcaban sus límites.
Baje de Everdeen y la quité las alforjas para que pudiese descansar, cuando de repente, me dí cuenta de que una manada de lobos se aproximaba hacia nosotros. Me quedé paralizada, sin saber que hacer, al contrario que el caballo, que huyó.
Los lobos se acercaron a mí, pero no intentaron atacarme como había esperado que hicieran, al contrario, se sentaron a mis pies, sin pensármelo dos veces, yo también me senté en el suelo. Tan solo eran cuatro lobos, crucé las piernas y comencé a llorar. Ellos como si supiesen que algo estaba mal, me consolaron.
Cuando terminé de llorar, los lobos me guiaron hasta una vieja mansión.
Estaba medio destruida por el paso del tiempo, pero aún así se podía admirar, que, en tiempos anteriores había sido una imponente y grandiosa mansión. Pero a falta del cuidado necesario, la flora, había invadido todos los rincones.
Los lobos me guiaron hasta lo que en otro tiempo fue el salón principal.
Una vez ahí, me dí cuenta de que esa habitación no estaba tan invadida de naturaleza como las otras; también me dí cuenta, de que allí, había un sillón, orientado a un enorme ventanal, que lo reflejaba como un apuesto joven, al que había visto en algún lugar, hacía mucho tiempo, o tal vez, fue en un sueño.
-Querida Marilyn, ¿Qué te trae a Amissus Somnia?- De repente, supe dónde había visto a ese chico, le había visto una vez en la ciudad, pero no llegamos a hablar, y recuerdo que... habíamos hablado en sueños...

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